Caminar al amanecer,
Salir por un día, dos, quizás tres,
El tiempo habla y enseña,
Bien acompañado con él,
Bañarse de aguas dulces y letras saladas,
El amargo sabor en las burbujas de palabras,
Tropezarse sin darse cuenta en neuronas de boulevard,
Estar en la torre de babel con la mirada de una nube fugaz,
Posando con una sonrisa y llorando su dulzura,
Del vegetal consumido, del verano dormido para bañarse,
Su sabia resinosa, en su sabia los sabios,
Sabios los aires que nos dejan ver y empiezan a desnudarse,
Respirar sabiduría del aire que acarician los labios,
Su inteligencia propiamente tal y no mental,
Aprendiz y partidario de su latido universal.
Congelarse, evaporarse y luego condensarse,
Recorrer los pastos del edén,
Quizás los de marte si los hubieron después,
Bloqueado por un segundo, en pensamiento de impunes…
La perfecta fórmula, un ión, un protón y un electrón más,
La infraestructura de vida adecuada para entregarse,
Acostarse sutilmente en la molécula universal,
Hacer el amor con la vida sin mirar atrás,
Hablar con el oxígeno, pedirle calor al fuego y volver a respirar.
Este video-musical está preciso para leer este fragmento.
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